No hay ciudad donde no se cuente esta historia.....
En la provincia de
Buenos Aires es popular en el trayecto que une a Sierra de la Ventana y
Bahía Blanca. Hay diferentes versiones que se adaptan al lugar y a la
época, pero el eje de la leyenda siempre es el mismo.
Todo comienza con un conductor solitario en una noche de lluvia hace
muchos años, antes que se repavimentara el camino. Debido al clima, la
visibilidad era mínima.
En una rotonda el automovilista vio una mujer rubia, pálida y
empapada por la lluvia caminando por la ruta y haciendo autostop. La
joven lucía un largo vestido blanco, desgarrado y sucio de barro. El
hombre, teniendo en cuenta el tiempo, decidió frenar abruptamente para
llevarla consigo y acercarla al pueblo más cercano.
Durante el trayecto fueron hablando de cosas triviales, cuando, en un
momento dado, antes de llegar a una de las curvas más cerradas y
peligrosas de la ruta, la joven le avisa de que reduzca la velocidad
hasta casi detenerse y que pase muy despacio.
El hombre decide atender a las indicaciones de la muchacha y
comprueba, asustado, que, de no haber sido advertido del peligro,
probablemente hubiera protagonizado un trágico accidente. Sin salir de
la sorpresa, le da las gracias, por haberle salvado la vida, a lo que la
joven contesta:
”No me lo agradezcas; en esa curva me maté yo en mi noche de bodas, era una noche como ésta”.
Después de pronunciar éstas palabras, desapareció, dejando como única prueba de su espectral aparición, el asiento húmedo.
Desde entonces, cada noche de lluvia aseguran ver caminar a la mujer de blanco.....